Tome una masa familiar, trabajada a mano y añada los siguientes ingredientes en abundancia, sin escatimar: amor, humor, secretos, traiciones, disparates, pequeños dramas y grandes alegrías...Debe cocerse a fuego vivo, riendo, cantando y dando voces. Imprescindible el acento napolitano. Querido comensal... es decir, querido lector: aquí te sirvo los avatares de una humilde familia napolitana trasplantada a América a comienzos de los años cincuenta. Un plato..., o sea, una historia sencilla pero irresistible contada en primera persona por Andrea, el hijo de la familia, quien tendrá la difícil tarea de conciliar los mundos en los que le tocará vivir: Buenos Aires, Nápoles, Barcelona... Tras infinitas peripecias, idilios, aciertos y errores, Andrea descubrirá que su auténtica patria sigue estando en la modesta Pizzería Vesubio, en el corazón del barrio de su infancia. Una novela que se puede tocar, degustar y sentir.