El Liberalismo español intentó salvaguardar el patrimonio bibliográfico de las librerías monásticas y conventuales desamortizadas. Sin embargo, la falta de medios hizo muy difícil materializar adecuadamente dichas intenciones. Por un lado, la carencia de recursos humanos y económicos supondría renunciar a crear bibliotecas públicas provinciales de nueva planta, tal y como habían planteado las Cortes de Cádiz en 1813, y explicaría la génesis de las llamadas bibliotecas públicas, provinciales y universitarias que caracterizarían el Sistema Español de Bibliotecas del siglo XIX. Por otro lado, la falta de medios favoreció el robo, el ocultamiento, o la propia venta a peso por el Estado de la mayor parte de los volúmenes recogidos, alimentando así un boyante mercado del libro antiguo y de ocasión repleto de oportunidades tanto para bibliófilos locales como para viajeros extranjeros.