Galicia. Segunda mitad del siglo XV.
Al pequeño monasterio de Misarela, en la Ría de Arousa, llega un extraño monje con un peligroso cargamento. Son libros, códices que recogen saberes de tiempos inmemoriales, de lugares lejanos, que ahora diversos poderes buscan destruir.
La llegada de ese tesoro provoca un seísmo en las vidas de quienes rodean el pequeño eremitorio. Monjes, campesinos, hombres y mujeres, caballeros, rebeldes, nobles e inquisidores, reyes y obispos se entremezclan en un pulso por salvar o condenar los saberes milenarios que guardan esos códices, y se ven involucrados en una lucha cruenta que puede cambiar el curso de la historia del mundo.
Porque a Misarela llegan noticias que anticipan un cambio de era y que pueden suponer la salvación de los libros prohibidos: por un lado, la invención de la revolucionaria imprenta, y por otro, el descubrimiento de un nuevo mundo allende la mar océana.
El custodio de la biblioteca de Misarela y sus aliados tendrán que arriesgarlo todo para cumplir su destino y salvar los libros, y, sobre todo, tendrán que cuidarse de sus enemigos, porque allí donde quemen libros, acabarán por quemar personas.