Ha llegado la hora -dice el autor de estas paginas- de prestar atencion de nuevo a la consistencia racional de la idea de Dios a partir de las pruebas cientifico-empiricas que se vienen alcanzando desde hace anos, concretamente en la cosmologia, en la biologia y en la antropologia modernas. Y creo que es algo que se puede hacer sin renunciar al imaginario -en mi caso, cristiano- de un Dios amor y justicia que, transparentandose en tantos millones de crucificados de todos los tiempos, es perceptible a la vez como belleza, atrayente y fascinante por si misma.Ademas, creo que he de hacerlo dialogando con los llamados "e;nuevos ateos"e;, es decir, con aquellas personas que cuestionan en la actualidad la solidez argumentativa y la verdad de lo que decimos cuando decimos "e;Dios"e; tanto a la luz de las evidencias cientifico-empiricas como de las conclusiones a que estan llegando la antropologia y la filosofia modernas, e incluso apoyados en algunas aportaciones teologicas y exegeticas de los ultimos decenios
Ha llegado la hora -dice el autor de estas páginas- de prestar atención de nuevo a la consistencia racional de la idea de Dios a partir de las pruebas científico-empíricas que se vienen alcanzando desde hace años, concretamente en la cosmología, en la biología y en la antropología modernas. Y creo que es algo que se puede hacer sin renunciar al imaginario -en mi caso, cristiano- de un Dios amor y justicia que, transparentándose en tantos millones de crucificados de todos los tiempos, es perceptible a la vez como belleza, atrayente y fascinante por sí misma.Además, creo que he de hacerlo dialogando con los llamados "nuevos ateos", es decir, con aquellas personas que cuestionan en la actualidad la solidez argumentativa y la verdad de lo que decimos cuando decimos "Dios" tanto a la luz de las evidencias científico-empíricas como de las conclusiones a que están llegando la antropología y la filosofía modernas, e incluso apoyados en algunas aportaciones teológicas y exegéticas de los últimos decenios