El dolor se define como "una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño tisular real o potencial, o descrita en términos que impliquen dicho daño". Una mejor comprensión de los mecanismos neurofisiológicos y las bases anatómicas que intervienen en el dolor, es decir, el conjunto de funciones corporales que permiten la detección, la percepción y la respuesta a los estímulos potencialmente nociceptivos, ha contribuido claramente a mejorar el tratamiento del dolor agudo y crónico. El mensaje nociceptivo se genera a nivel periférico, es transportado por la fibra nerviosa periférica y luego es transportado al nervio, relé talámico con una segunda neurona y luego su integración en las estructuras del cerebro que lo transforma en un mensaje consciente. Este mensaje está permanentemente modulado, esta modulación con un efecto inhibitorio se ejerce principalmente a nivel medular a través de mecanismos intrínsecos utilizando neuromoduladores inhibitorios. Los datos anatomofisiológicos nos permiten clasificar el dolor en tres tipos: Dolor excesivo de nocicepción, dolor neuropático y dolor psicógeno.