Pretender asimilar la estructura y funcionamiento del arbitraje paraconflictos jurídicos con el que debe producirse en equidad ha sido una de las mayores equivocaciones. En estos, los árbitros deben estar dotados de granautonomía para impartir justicia al caso concreto, sin las ataduras con las queen ocasiones se pretende entorpecer sus potestades, por lo que su decisión enprincipio no debe ser enervada en los aspectos económicos, a menos que sea inequitativa de modo protuberante a juicio del tribunal a quien la ley defierede manera privativa la competencia para conocer del recurso de anulación. Resulta un contrasentido pregonar las bondades de los tribunales de arbitra-mento y simultáneamente restringir las potestades de los arbitradores en el juicio de equidad.