La tienda macabra de la tía Dolores era un lugar tétrico, lleno de objetos extraños y oscuros que nadie se atrevía a tocar. Muñecas de tela y de porcelana con ojos vacíos, candelabros de metal con formas de serpientes, libros de cuero con letras ilegibles, frascos de vidrio con líquidos de colores y olores nauseabundos. Todo en la tienda parecía tener una historia macabra detrás, y la tía Dolores se encargaba de contarlas a los pocos clientes que se aventuraban a entrar.
La tía Dolores era una mujer mayor, de pelo cano y piel arrugada, que vestía siempre de negro y llevaba un velo sobre el rostro. Su voz era ronca y sus modales eran secos. No le gustaban los niños, ni los animales, ni nada que tuviera vida. Solo le interesaban sus objetos malditos, que coleccionaba desde hacía décadas.
Un día, dos niños entraron en la tienda por curiosidad. Eran hermanos, un niño y una niña, que vivían cerca y solían pasar por delante de la tienda camino al colegio.
Los niños al aventurarse de noche entraron en la tienda sin hacer ruido, aprovechando que la tía Dolores estaba ocupada atendiendo a un extraño cliente. Se quedaron boquiabiertos al ver todos los objetos que había en el lugar, y sintieron un escalofrío al notar la atmósfera sombría que los rodeaba.
- ¿Qué es esto? -preguntó el niño, acercándose a una vitrina donde había una muñeca de trapo con el pelo rojo y un vestido blanco, jamás se imaginaron lo que tendría para ellos ese tétrico objeto.
- Pues no miren más -dijo la tía Dolores-. Esta muñeca no es para ustedes. Es muy especial. Tiene un poder que ustedes no pueden comprender.
- ¿Qué poder? -preguntó el niño, muy intrigado.
- No es asunto suyo -dijo la tía Dolores. Es una muñeca maldita. Fue hecha por una bruja hace muchos años. Le concedió tres deseos a su dueña, pero a cambio le quitó lo que más quería. Casi acaba con su vida.
Una historia en que el Autor Ariel Sarduy Padrón, el autor de Aves Pálidas, se sumerge en una íntima y escalofriante historia de suspenso que te atrapará desde el principio hasta el final.