¿Cómo mirar adentro si el afuera es tan interno?, se pregunta el autor, en un intento que busca recordar el llamado perenne de la naturaleza, vigente en la simpleza de la caída de una hoja en otoño o en el silencio profundo del valle que nos conmueve al cesar la tarde. La voz del viento nos proponer reflexionar, en términos poéticos, sobre la simpleza real de la vida, la importancia vital de habitar el presente o la trascendencia fundamental de un instante; y conectar con la magia oculta de lo vivo, en el aquí y ahora, reconociendo a su vez el misterio de la muerte como la única seguridad de nuestro porvenir y de todo lo que conocemos. Tal vez, se pregunta el autor, la rudeza de una piedra tiene mucho más para contar en su vacío metafórico o en la expresión agreste de su aspecto milenario que mil versos perdidos o tratados de geología desbordados de un esfuerzo intelectual fallido para alcanzar la sabiduría. Así, en la austeridad de una huella casi invisible, reconoce que se esconde la libre inspiración de quien suelta amarras y emprende el camino de una búsqueda infinita para encontrarse en el misterio de lo otro. A través de la contemplación, nos invita entonces a evocar la plenitud que surge de la oportunidad suprema de asirse al presente, para navegar las olas de lo incierto, inherentes al acontecer de la vida y la muerte. En esta obra, el autor nos lleva a repensar el tiempo, con interrogantes, metáforas y analogías que horadan el misterio, para volver a conectar con nuestra naturaleza aquí y ahora, como la única manifestación de la esencia genuina de lo vivo y su posible sentido trascendental.