La palabra "inteligencia" proviene de intellegere y significa leer, "entre líneas", algo distinto a lo que se aduce como motivo de lo enunciado. La palabra "artificial" designa lo que hace el hombre, por oposición a todo aquello que surge de la naturaleza. Inteligencia artificial es, pues, aquella que evidencia un engendro humano que, en sentido amplio, denominamos "robot".
Este libro es un intento de abordar el enigma acerca de hacia dónde se está encaminando el desarrollo de la inteligencia artificial. En este sentido, lo que más importa subrayar ahora reside en el hecho de que los robots que el hombre ha diseñado, capaces de continuar "aprendiendo", dado que fueron construidos dotados con esa iniciativa, alcanzan rendimientos que ellos mismos diseñan y los recorren en nanosegundos.
La conclusión que se nos impone con claridad innegable es que, dado que artificial es lo que el hombre hace, la inteligencia actual que un robot desarrolla y ejerce ya no es artificial. Se parece, más bien, a una mente extraña, que crece y actúa en un mundo que modifica el nuestro. Una mente que, como la nuestra, dispone de una existencia física, "somática", como nuestro cuerpo humano (habitado por un significado inconsciente), que adquiere la forma que denominamos hardware, y otra anímica, "psíquica", similar a los propósitos que llenan nuestra vida, que se constituye como software. Ha llegado, entonces, una especie nueva, surgida en un maridaje, pletórico y fértil, de natura y cultura.