La exigencia de ella: cinco millones. La oferta de él: el matrimonio
Cuando los intentos de la camarera Layla por ponerse en contacto con Sebastiano Russo, tras un encuentro sexual espontáneo y apasionado, resultaron inútiles, no le quedó más remedio que idear un plan para volver a verlo y poder decirle que estaba embarazada.
Mantener a su futuro hijo era prioritario para Layla, por lo que le pareció muy razonable exigir a Sebastiano una pequeña parte de su fortuna. Pero él le dio un ultimátum: doble o nada si se casaba con él en Sicilia para desviar la atención pública de inconvenientes titulares económicos.