La pregunta que permanece vigente es la del carácter transparente o resistente o incluso rebelde de los procesos educativos respecto de un tiempo actual que tiende a desoír el pasado, a naufragar en el sinsentido del presente y a acatar las respuestas pre-construidas del futuro. Retomar o recomenzar la narración es, en cierto modo, retomar una idea de lo común, de lo público, de la comunidad, sin lo cual la formación quedaría reducida a una mera preparación o adaptación a las exigencias de rendimiento epocales. Hoy se ha naturalizado una defensa burda del individuo, pero no de todos los individuos, y una superflua noción de libertad, que no es cualquier libertad. Ambas ideas, la del individuo y su libertad, están arraigadas y subordinadas a una ecuación financista. Hay en todo ello una defensa de ciertos individuos y, diría más, una defensa acérrima de cierto individualismo.